segunda-feira, 9 de agosto de 2010
SELECCIONES - Por D10S se los pido. Por Blog Microfono Abierto.
Y por ser casi mortal ese dolor, dice aún esas orgullosas palabras:
«Conozco mejor la vida porque muy a menudo he estado en trance de perderla.»
El Pelusa-Diego caminaba último en la fila de los once que entraban al campo de juego y siguió su paso como un jugador más de la alineación titular; uno de los que se encargan de las reglas ceremoniales lo desterró a un otro lugar distinto que el suyo; fue entonces cuando Diego-Pelusa cayó en la cuenta de que tenía que enfilar para el banco de suplentes, un espacio limitado por líneas de rayas que les es impropio, que no es el escenario mismo.
Es posible que el Pelusa-Diego, porque es dos y está en cada uno de los dos por completo, fuera tarareando la de Jaime que dice en una de sus partes “Asomando por el túnel / Dominando la emoción / (…) / A las páginas de gloria / Escalón por escalón / Como dice el Negro Jefe / Los de afuera son de palo / Que comience la función” y a pesar del traje y los zapatos creyera apenas por unos segundos que podía salir a escena y ser de la función y no ser en el afuera.
Pasó desapercibido esto ocurrido esta mañana, no oí que nadie lo comentara.
Pasado lo pasado, un gol tempranero y otro al caer que no cayó por esas cosas que tiene el fútbol, ahora nos cabe tomar el partido de los perdedores como hizo Tadeo Isidoro Cruz quien, según el relato de J.L. Borges, “comprendió que el otro era él (…) arrojó por tierra el quepis, gritó que no iba a consentir el delito de que se matara a un valiente y se puso a pelear contra los soldados junto al desertor Martín Fierro”.
¿Por qué digo que nos cabe tomar partido?
Porque ya se los ve a los mismos de siempre perturbados y repletos de rabia acumulada saliendo de las cloacas para intentar prender las cenicientas piras.
Y como el del sargento de la partida, será necesario un gesto accesorio porque lo acusarán de quebrantar las leyes que guardan un orden opaco, sin brillo; intentarán condenarlo por su impiedad, irreverencia y audacia; dirán de él un hechicero y de su genio para transformar el barro en oro, un acto fingido.
Lo sabemos culpable de todos los cargos, no del último porque lo hemos presenciado y nuestro testimonio dará a que le carguen no haber suspendido el ejercicio de los sentidos, no encerrarse (nos) en un sin sentir.
No lo dejemos batirse en inferioridad. No lo dejemos a la suerte de la mediocridad.
Maradona consuela a un chico correntino que había perdido una final de un campeonato Evita http://goliardo-argentino.blogspot.com/Texto reproducido con permiso de su autor: http://blogleutario.blogspot.com/
El Pelusa - Diego...
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